martes, 2 de julio de 2013

Gran Hotel La Florida

Siempre agrada hacer una estancia en un hotel de 5*. Hacía tiempo que quería visitar el Gran Hotel La Florida (Barcelona), me habían hablado siempre muy bien así que tenía la curiosidad de conocerlo y pasar un fin de semana de relax.


El hotel está ubicado justo al lado del parque de atracciones Tibidabo, al estar en la montaña goza de unas vistas impresionantes. Nada más entrar en el hall del hotel, te recogen las llaves de tu coche y ellos mismos se encargan de aparcarlo en el sitio correcto, tienen garaje cubierto aunque el mío lo dejaron en la misma puerta al aire libre junto con otros coches.
Al llegar a la recepción te saludan con mucha amabilidad y sin duda, un servicio excelente. La recepción es distinta a lo habitual, el típico mostrador no existe, si no que son dos mesas y los clientes se pueden sentar en butacas muy cómodas. De este modo, es una bienvenida mucho más cercana y el buen trato te hace sentir muy especial. Además, te ofrecen una copa de cava para la espera durante el check-in.

Después de una visita por las instalaciones del hotel, te acompañan a la habitación. La habitación es amplia, electrodomésticos y amenities de lujo, cama grande y lo mejor de todo, unas vistas espectaculares. Por el ventanal puedes ver o la ciudad de Barcelona o la montaña, sea una u otra son vistas excepcionales aunque siempre es mejor tener las vistas a la ciudad (impresionantes). Hay diferentes tipos de habitaciones, si tienes un buen presupuesto puedes elegir una de las suites temáticas, son las más originales del hotel e incluso algunas de ellas tienen jacuzzi en la terraza.

No todo va a ser bueno...desde mi punto de vista, a las habitaciones deluxe les hace falta una reforma, (al menos en la que yo estuve) así como otras zonas del hotel. Es un hotel clásico con lo cual tampoco se pueden pedir modernos muebles u olvidarnos de las cortinas antiguas. ¡Para gustos los colores! pero una reforma iría muy bien. En el baño había una que otra rachola rota, cortinas quemadas (por los cigarrillos) y el butacón de enfrente de la cama estaba bastante manchado. A parte de eso, lo demás todo bien. Pero teniendo en cuenta que es un hotel de 5* gran lujo, creo que deberían cuidar mucho más todos esos detalles.


Vamos a la zona del spa. La piscina climatizada tiene un buen tamaño, consta de una piscina de agua fría y un jacuzzi. La piscina se une a la piscina exterior con vistas a Barcelona. Luego también tienes la sauna o la zona de tratamientos y masajes. Creo que una estancia relajante sin un masaje, no puede ser, así que contraté un masaje. La chica era muy profesional, había una chica española y otra rusa. El masaje de duración de 45 minutos fue perfecto, es la mejor opción para quedarte como nuevo. Ofrecen todo tipo de tratamientos desde 60 euros.

Para cenar, decidimos probar el Gastrobar Miramar. El hotel también tiene el restaurante l'Orangerie, menús con platos de lujo. En mi caso, me decidí por el Gastrobar por las preciosas vistas que tenía, cenar con las vistas de Barcelona nocturna es precioso. No es un lugar barato, cuatro tapas y bebida, unos 80 euros por pareja, pero la experiencia valía la pena y la comida estaba muy rica.

 
Para tomar algo, es ideal la terraza, un ambiente idóneo para las tardes y noches de verano. Hacen todo tipo de cócteles, para todos los gustos.

 Un hotel relajante donde pagas las vistas que ofrece.

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